El problema del cine español es el público. Ese público que no va a las salas; que se queda en casa, o que, cuando sale, se decide por las producciones de Hollywood. Lo decía hace pocos días Álex de la Iglesia, justo antes de la guerras twitter alrededor de la ley Sinde, que tantas víctimas ha dejado tras de sí. Entre ellas el mismo De la Iglesia –que ayer iniciaba el rodaje de su nuevo filme, 'La chispa de la vida', con José Mota y Salma Hayek como protagonistas–, obligado a dimitir de su cargo como director de la Academia. “No hemos conectado con el público”, decía, en fin, Álex de la Iglesia a finales de enero con las cifras de las recaudaciones en la mano. Para añadir: “Tenemos que espabilar”.
Las películas españolas más nominadas a los Goya de este año – 'Balada triste de trompeta'', 'También la lluvia', 'Buried' y 'Pa negre'–, de indiscutible calidad artística, cada una en su estilo, no alcanzan, entre las cuatro, una recaudación de diez millones de euros. Y por seguir con Álex de la Iglesia, la producción de Balada triste... ha costado el doble de lo que ha recaudado en taquilla.
Efectivamente, hay que espabilar. Espabilar, sí. Pero ¿cómo? Quizá con un género que saca al espectador de su casa y lo lleva al cine. El cine de terror, por ejemplo. La prueba de que el terror funciona se encuentra en la estadística de los últimos años. Hace dos fue el éxito de 'REC' y 'El orfanato', auténticas campeonas de taquilla del 2009. Este 2010, 'Los ojos de Julia', por ejemplo. O 'Enterrado'. Películas de emociones fuertes, propias del thriller con sustos o de la fantasía. Películas supuestamente capaces de llenar las salas.
Mirando lo que se rueda y lo que se ha rodado se comprueba que la apuesta por el llamado género (terror, fantasía, thriller...) de los productores españoles en general, y catalanes en particular, es evidente. Sin ir más lejos, la nueva película de Pedro Almodóvar, 'La piel que habito', que se estrenará en septiembre. La obra que marca el reencuentro del director con su actor fetiche, Antonio Banderas.
La piel que habito es un completo, según el propio Almodóvar: es un drama que “a veces se inclina por cine negro, a veces por la ciencia ficción y otras por el terror”. Basada en la novela Tarántula, de Thierry Jonquet, narra la historia de un médico/científico loco que quiere crear
una nueva piel: puro terror.
"El nuevo cine de género es un cine internacionalizado. En buena medida rodado en inglés, y en algunos casos firmado por directores de géneros más convencionales –Almodóvar, en España– que buscan en el género la libertad creativa y un público fiel”.
N.Millán
N.Millán
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