En el mundo de la moda hay un axioma no escrito por el que, en los desfiles, nadie mira jamás a la fila que tiene detrás. Los asientos de primera fila son la cima de una jerarquía «darwiniana-chic», con la que queda muy claro quién es más vip. Se trata de una especie de selección natural al estilo «fashionista»: tan sólo los invitados más especiales del diseñador, las clientas más exclusivas y los periodistas especializados más reputados del momento tienen un sitio reservado en el «front row». Y así lo hemos visto, una vez más, a lo largo de enero y febrero, cuando han tenido lugar las principales semanas de la moda (Nueva York, Madrid, Londres, París).
Dior suele tener una de las front rows más apretadas; de hecho, tan sólo un mes antes, en el desfile de alta costura de la firma, estuvieron prestigiosos fotógrafos como Mario Testino o Patrick Demarchelier; personalidades del cine, como Pedro Almodóvar y Elena Anaya; clientas internacionales, como Adriana Abascal; o tops de siempre como Audrey Marnay y Stella Tennant.
Dime a quién sientas y te diré quién eres.
Silvia López
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